El noroeste de Murcia se nutre todos
los fines de semana de visitantes amantes de la naturaleza, de aventureros que semana
tras semana pueblan nuestros montes de excursiones, rutas, trail, mountain bike
o cualquier otro deporte que se pueda practicar en la montaña. Gracias sobre
todo, a las imponentes y atractivas sierras, macizos, picos y montes de los que
somos privilegiados en nuestro entorno.
Son muchas las sierras de las que disponemos
e incluso todas tienen algo exclusivo y distinto una de otra. Seguro que cada
pueblo y ciudadano se siente identificado con la más cercana a su núcleo urbano,
pero siempre hay alguna más especial que otra.
Si hablamos de una sierra, pico o
montaña que tenga una clara seña de identidad para la Comarca del Noroeste,
seguramente no hay otra tan imponente y clara como la Sierra del Buitre (1427).
No hablo de escalada o de altura
que seguro que todos nos trasladamos con la imaginación a Revolcadores con sus
poco más de 2000 metros de altura, o a los 1974m de la “Cuerda de la Gitana”.
Hablo de una sierra solemne, señorial y distinguida a todos los efectos.
Si usted habita en Moratalla, no
hay mañana que se levante y lo primero que haga cuando salga a la calle, balcón
o terraza, sea echarle una miradita a la
sierra, sea la hora que sea, e incluso varias veces al día.
Si es de Calasparra, Cehegín, Caravaca o Bullas la
imponente silueta que se ve a lo lejos desde cualquier punto de la comarca, le
deja hipnotizado y no evita que sea cúmulo de pensamientos o reflexiones sobre
cuando, como y porque.
Además, la Sierra del Buitre es
icono de multitudes para sus excursiones venidas de toda la región. No hay
sábado o domingo que no tenga visitantes de cualquier punto geográfico de la
comarca o provincia.
Sus variadas y distintas rutas, la
hacen aún más atractiva, pero lo que la hace diferente a las demás, es su
belleza y auténtico premio visual cuando coronas sus 1427 metros de altura.
Yo le tengo un cariño especial a la
sierra, no sé si por cercanía, por belleza, por impactante o porque me gusta la
montaña. Lo único que sé es que pasan los años, y ahí sigue sigilosa, cercana y
vigía de todos nosotros, queriéndonos decir algo.
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