Cuando se da el paso de comenzar a
correr se hace sin objetivos claros, se hace porque se quiere perder peso, guardar
la línea, estar en forma, o cualquier instinto que te llevase a tomar esa decisión,
pero fuese el que fuese, tomaste una buena decisión.
Conforme van pasando los días y los
meses y continúas en esa línea de salir 2 o 3 veces por semana, ya te vas
marcando alguna carrera de competición y físicamente te ves mucho mejor.
Seguidamente das el paso a realizar
carrera corta a carrera de media distancia, porque las sensaciones son buenas,
el estado físico y anímico inmejorable, las sensaciones estupendas, pero llega
un momento de esa relación cuerpo-mente-físico que se estanca, y notas que te
falta motivación, arranque e incluso ir a más.
Ahí llega el momento que tienes que
tomar alguna alternativa, paras, descansas, continúas como estas, o intentas
mejorar en los entrenos y carreras.
Una decisión clara y objetiva es
que necesitas un entrenador personal, seguro que llegarás a más y conseguirás
retos más importantes, alcanzando mayor rendimiento y mejorando día tras día.
Un entrenador personal te enseña
cambios de ritmo, circuitos de fuerza, subir cuestas, resistencia, series,
obteniendo resultados. Un entrenador se adapta al nivel al que te encuentres,
previniendo incluso lesiones, te llevará a tu límite aprendiendo la técnica de
carrera.
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