El pasado domingo finalizó la
primera edición del programa de rutas senderistas “12 Picos” organizado por el
club Mountain Noroeste. En el que como colofón, se realizó una ruta nocturna y
vivac a la Sierra de la Muela (1413m).
Con ésta última ruta en la que una
decena de senderistas participamos, se quiso dar a conocer cómo y de qué manera,
el senderismo también es atractivo por la noche, y a su vez se disfruta de una
manera muy peculiar.
A las 22:00 h se partió desde el
Camping la Puerta de Moratalla hacia la Sierra de la Muela, con un
trayecto por
delante de unos 8 km y poco más de 800 metros positivos. El recorrido de
dificultad media era muy exigente, añadiendo el plus de la noche, que aún a
pesar de llevar los frontales y la luz que nos brindaba la luna llena, el
terreno en algunos tramos era muy
técnico.
Iniciamos el ascenso por la pista
que pasa por la “Melera”, nuestro guía, Jose Antonio, había preparado el
recorrido que mejor se adaptaba al grupo que íbamos. Elena, Raquel, Andrés,
Juan Carlos, Ana y Carlos de Cieza, Juan, Jose Antonio y Julián de Moratalla.
Andrés de nueve años era nuestro senderista más joven, y tenía una ilusión
expectante por realizar ésta ruta-vicac.
Cruzamos toda esa pista sin ninguna
dificultad, alternando entre risas y viandas el tramo menos complejo de la
ruta. La luna hacía su papel, acompañándonos en el trayecto con una luz
imperiosa, en la que admirar su belleza hacía que te conmovieras por momentos.
Llega el terreno más escarpado o dificultoso, en el que tenemos que tener
más cuidado e ir más atentos. El inicio de la senda que nos lleva al Rincón de
Salamanca es el tramo más atractivo, pero a su vez más peligroso y quebrado que tenemos que
realizar. El cansancio ya se notaba en algunos de los participantes, la ruta se
iba alargando en el tiempo por las paradas que hacíamos y el ritmo que
llevábamos era bajo. Tampoco teníamos que hacerlo en un tiempo determinado así
que eso no era prioritario.
Nos vamos acercando a la cima en la
que la sombra reconocible de la muela se percibía, dejando su característica
planicie a la vista y su imponente altitud. En el camino pedregoso que conduce
al vértice geodésico nos envuelve el embrujo característico de llegar al punto
designado. Que cómo no, es identificable en los rostros de los participantes.
Nuestro guía ya tenía elegido el
sitio para pasar la noche, lo había investigado la semana anterior con Raquel.
No estuvo mal, las vistas nos daban a Moratalla, así que a la vez que
admirábamos al cielo estrellado veríamos nuestro pueblo con una leve y simple
inclinación de cabeza. Las vistas desde una Sierra son espectaculares, pero
nocturnas son asombrosas.
Cenamos en el vértice de lo más
entretenidos, con una cena que la verdad no me esperaba. Bocadillos, snacks,
atún, pan, tortillas de patatas, vino, licor café, etc., etc… Jose y Raquel no
querían que pasáramos hambre jejejej.
Contamos algunas anécdotas
admiramos el cielo y las vistas que
teníamos y a eso de las 2:30 h nos
fuimos a dormir. Bueno eso de dormir sí que lo intentamos pero como que solo en
algunos funcionó. El primer sueño sí que lo echas, pero el segundo y el tercero
como que no. Las piedras son un poco molestas en las espaldas, vas cambiando de
postura y coges sueño otra vez, pero enseguida tienes que cambiar.
Sobre las cuatro de la mañana una
fría y ligera brisa mañanera te da en la
cara, no le das importancia ya que estas a más de mil cuatrocientos metros de
altitud, así que es normal. Pero a las cinco de la mañana una bruma nos va
envolviendo poco a poco a lo que ya no apreciamos la luna, desaparece
totalmente de nuestra vista para dejar paso a una intensa niebla. Sobre las
seis de la mañana decidimos levantar el vivac temiendo la lluvia, como he dicho
antes algunos incluso sin haber pegado ojo.
Desayunamos parpadeando el día e
iniciamos el descenso donde a la altura de la “arista del rincón de salamanca”
vemos que la niebla va desapareciendo, dejándola por completo en la pista
forestal del “salto”. Seguimos hacia la melera, pero en esta ocasión y con luz
del día, sí que lo hacemos por senda del KV Moratalla, donde la memoria me hace
recordar lo que hicimos ahí hace apenas dos meses.
Llegamos al Camping cansados, pero
el agua que nos pudimos echar a la cara en los lavabos nos avivó un poco, para
afrontar el viaje para algunos más lejano como los que venían de Cieza y Abarán
y más corto para los somos de Moratalla.
En conclusión, el balance fue muy
positivo de éste Vivac, primerizo para todos, a excepción de Raquel y Jose que
ya lo habían hecho en varias ocasiones. Creo que para ser un buen montañero,
hay que conocer todas las vicisitudes de la montaña durante el día y también
por la noche. Conocer su medio y porque no, sus miedos.
Por
último dar las gracias a Jose Antonio pos sus recomendaciones y prestarnos sus
conocimientos, así como a todos los asistentes a la ruta, haciéndola más
entretenida y divertida. Jose, Carlos, Raquel, Ana, Elena, Andrés, Juan Carlos
y un servidor (Julián) gracias por escribir un episodio en las memorias de éste
club.
Julián Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario