El pasado sábado cambiamos el
amanecer de los 12 Picos por el atardecer de las rutas nocturnas. Una visión
diferente con el mismo fin, disfrutar en todos los sentidos de lo que nos
ofrece la naturaleza.
Las rutas nocturnas
de verano que
organizamos en el Club Mountain Noroeste tienen un significado común y
diferente a la vez. Común en cuanto a deporte, montaña, entorno y disfrute.
Diferente, porque es desde otra perspectiva, además, de hacerlo con otra luz
distinta a la que estamos acostumbrados. Y es lo que queremos dentro del club,
tener distintas matices, aunque el proyecto sea parecido.
“Atardecer en la Molata de Charán”,
así titulaba el cartel de la ruta, aunque por
todos es sabido que ésta cima tiene una peculiaridad distinta al resto,
si le añadimos la puesta de sol, es un plus que suma la belleza de la misma y
el significativo de la ruta.
“Las Casicas del Portal” fue
nuestro punto de partida, lugar de encuentro y que tanta historia atañe a esta
pedanía moratallera, vieja en el tiempo pero con tantos recuerdos. Nos
desplazamos a la “escalera del Poyato”, inevitable no acudir a éste balcón una
vez que estamos por la zona. Un mirador natural que sigue asombrando aun a
pesar de estar por allí en la últimas rutas que hemos hecho. El paso de la
escalera sigue declarando el trabajo y el sufrimiento de nuestros antepasados
para poder llevar el pan a casa.
De allí partimos hacia la aldea de Charán
sin llegar a ella, para entrar por el lado sur de la Molata a la cima, además
para coger con tiempo la cima y posicionarnos para la caída de la tarde. No sin
antes parar en la fuente la canalica para refrescar dado al calor que nos
acompañaba en la tarde. Iniciamos el ascenso hasta la cima a 1417m y esperamos
a que llegara el clímax de la ruta con viandas que portábamos y el líquido refrescante.
A eso de las 21:20 comenzaba a dar
su tono el bello color de la puesta de sol, volviéndose mágica por momentos, y convirtiéndose
en capturas inmortales en forma de fotografía cada segundo durante cinco
interminables minutos. Momento, en el que los últimos rayos de sol se apagaban tenuemente,
para enseguida dar paso a la oscuridad de la noche. Realizamos el descenso con
la última luz, llegando al punto de partida con los frontales encendidos.
Al igual que el reencuentro fue,
llamativo, de igual forma fue la despedida hasta la próxima ruta. Agradecer la
participación de buen número de soci@s del club y de amantes del senderismo de
Caravaca y Calasparra.
La próxima ruta será al Somogil el
7 de agosto y la visita a la floración de las aromáticas y destilería de las
mismas el 8 de agosto.
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