27/7/20

La belleza que envuelve a Charán


El pasado sábado cambiamos el amanecer de los 12 Picos por el atardecer de las rutas nocturnas. Una visión diferente con el mismo fin, disfrutar en todos los sentidos de lo que nos ofrece la naturaleza.

Las rutas nocturnas
de verano que organizamos en el Club Mountain Noroeste tienen un significado común y diferente a la vez. Común en cuanto a deporte, montaña, entorno y disfrute. Diferente, porque es desde otra perspectiva, además, de hacerlo con otra luz distinta a la que estamos acostumbrados. Y es lo que queremos dentro del club, tener distintas matices, aunque el proyecto sea parecido.

“Atardecer en la Molata de Charán”, así titulaba el cartel de la ruta, aunque por  todos es sabido que ésta cima tiene una peculiaridad distinta al resto, si le añadimos la puesta de sol, es un plus que suma la belleza de la misma y el significativo de la ruta.

“Las Casicas del Portal” fue nuestro punto de partida, lugar de encuentro y que tanta historia atañe a esta pedanía moratallera, vieja en el tiempo pero con tantos recuerdos. Nos desplazamos a la “escalera del Poyato”, inevitable no acudir a éste balcón una vez que estamos por la zona. Un mirador natural que sigue asombrando aun a pesar de estar por allí en la últimas rutas que hemos hecho. El paso de la escalera sigue declarando el trabajo y el sufrimiento de nuestros antepasados para poder llevar el pan a casa.

De allí partimos hacia la aldea de Charán sin llegar a ella, para entrar por el lado sur de la Molata a la cima, además para coger con tiempo la cima y posicionarnos para la caída de la tarde. No sin antes parar en la fuente la canalica para refrescar dado al calor que nos acompañaba en la tarde. Iniciamos el ascenso hasta la cima a 1417m y esperamos a que llegara el clímax de la ruta con viandas que portábamos y el líquido refrescante.

A eso de las 21:20 comenzaba a dar su tono el bello color de la puesta de sol, volviéndose mágica por momentos, y convirtiéndose en capturas inmortales en forma de fotografía cada segundo durante cinco interminables minutos. Momento, en el que los últimos rayos de sol se apagaban tenuemente, para enseguida dar paso a la oscuridad de la noche. Realizamos el descenso con la última luz, llegando al punto de partida con los frontales encendidos.

Al igual que el reencuentro fue, llamativo, de igual forma fue la despedida hasta la próxima ruta. Agradecer la participación de buen número de soci@s del club y de amantes del senderismo de Caravaca y Calasparra.


La próxima ruta será al Somogil el 7 de agosto y la visita a la floración de las aromáticas y destilería de las mismas el 8 de agosto.

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